De Feria en Feria
Cada año , no siempre en el mismo orden de fechas, a veces una sin solución de continuidad de la otra, me trae Abril las "Ferias". Las Ferias de Abril son hitos y referentes fundamentales en el devenir de mis días.
Un mismo vocablo define dos acontecimientos que son para mí la esencia de este mes, pero acogen realidades si no opuestas si distintas.
Suele abrir el fuego la Feria de Artesanía y las Tradiciones de Doñana, este año reconvertida a Feria del Turismo y las Tradiciones de Doñana, con un gran protagonismo del Mantón de Manila como estandarte de nuestra artesanía más autóctona.
En esta Feria, la aventura solidaria de empredimiento social en la que estamos embarcados, motiva que junto al resto de mis compañer@s de proyecto, asumamos la versión gastronómica del evento, trastocando nuestros roles habituales, nuestras profesiones y competencias, en toda la panoplia de oficios y ocupaciones de un bar restaurante.
Es una forma de articular un especial crowfunding que genere fondos para nutrir nuestra misión de apoyo y complemento de familias y Administraciones en la atención de los mayores de la localidad . Así llevamos ininterrumpidamente una pila de años, tantos que los bríos impetuosos de la juventud que nos permitían la actividad frenética y sin descanso de casi una semana, empiezan a trocarse en el deseo de un relevo generacional que no se avista en el horizonte.
Es una forma de articular un especial crowfunding que genere fondos para nutrir nuestra misión de apoyo y complemento de familias y Administraciones en la atención de los mayores de la localidad . Así llevamos ininterrumpidamente una pila de años, tantos que los bríos impetuosos de la juventud que nos permitían la actividad frenética y sin descanso de casi una semana, empiezan a trocarse en el deseo de un relevo generacional que no se avista en el horizonte.
Pero vayamos a lo que se propone la Feria, hacer de nuestras arraigadas tradiciones, la calidad de nuestros artesanos, un estímulo a la actividad turística. Nada original el enfoque, lo excepcional es en este caso la autenticidad de los contenidos.
Las habilidades de caballos y caballistas, bueyes y carreteros que he podido relatar en anteriores entradas, se ofrecen a los visitantes en estos días y tienen su reflejo en concursos y competiciones.
La Feria comienza la tarde del viernes, y en esta ocasión hemos contado para su inauguración con nuestra Presidenta , ahora en funciones, siempre tan cercana y accesible.
Los tamborilelos, otros de los exponentes de nuestra identidad, son siempre sintonía de fondo de la inauguración de la Feria. También para ellos trae esta Feria su día grande anual de celebración colectiva.
Hace años se inició la mañana del sábado con una competición de enganches de mulos "a la larga".
El aguacero de la tarde del sábado deslució la demostración de la doma a la vaquera, por lo que subo un vídeo de nuestro campeón que ilustra muy bien los elementos de ese tipo de doma.
Pero el plato fuerte de las competiciones es el concurso de yuntas y carreteros del domingo por la mañana. La habilidad de carretero y fuerza de las yuntas para vencer las dificultades del circuito
Durante todos esos días ha permanecido abierta la exposición de artesanía con una dedicación singular, casi monográfica,a los bordados, protagonizada por el Mantón de Manila, prenda en la que han destacado siempre la habilidad y el gusto artístico de nuestras bordadoras.
Ha sido comisaria de esta exposición Ángeles Espinar, medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, y que mantiene con tesón este legado artesanal.
Un resumen de un programa emitido en su día por la televisión andaluza, puede dar mas detalle del origen y la historia del Mantón de Manila.
Pero en estos días, mas allá de asistir a la inauguración en un acto de representación, poco puedo dedicarme a apreciar y disfrutar de la visita a los stands, las competiciones y actuaciones en torno a la Feria, atareados como estamos en la gestión del restaurante efímero que cubre las necesidades del comer y beber, degustar en fin, de sus visitantes.
Pues de eso va la cosa, de ofrecer a módico precio una amplia variedad de los platos tradicionales de la comarca, de su vino joven, sin merma ni prejuicio de otros platos y bebidas más convencionales.
En esta ocasión nos ha tocado dar cobijo, además, al primer concurso de cortadores de jamón ibérico de esta Feria, en el que han participado expertos cortadores, artistas del violín con arco de acero sueco, capaces de cortar lonchas simétricas, adornando platos de 100 gr casi justos calculados a ojo. Y dejando una aroma alimenticio en todo el local y el jamón con el hueso completamente pelado, presto a servir de sustancia a los pucheros con hierbabuena que se servirán en la otra Feria.
Mas no dejamos al jamón en exquisita orfandad en nuestra carta, al contrario los arropamos con los no menos exquisitos platos de caldereta de "venao" o ciervo,
de las cabrillas,
y caracoles de nuestra marisma,
de los arroces de la misma procedencia.
O de la singular forma de preparar el menudo,
o la asadura.
Y los buñuelos, los inefables, imprescindibles, esperados buñuelos que comienzan a freir en los peroles a la hora torera de las cinco de la tarde.
Todo cocinado por voluntari@s que se prestan generosamente para la ocasión, poniendo en ello su habilidades, amor por la cocina y solidaridad con las causas nobles.
Y un fin de fiesta singular deleitándonos, esta vez sí, sin abandonar el puesto, de la actuación de la Comparsa "Los Carapapas", en su versión "Bandoleros" con sus bellas voces y no menos bellos temas de critica social y arrebatos románticos.
Tres días y parte de sus noches de intensa actividad de maitre amateur, de cajero ojo de águila, de cobrador, ansioso de buenos resultados económicos, que no es tarea, ni mucho menos, mas enojosa que la de los compañer@s que asumen la cocina, la barra, o el atender y preparar las mesas. Pero ni una mala cara y todos a una sin denuedo esperando que la recaudación nos acompañe, para que el fondo sea suficiente y pueda cubrir las demandas que sobrevengan.
Ellas gobiernan la cocina con mano de hierro, ordenando las comandas con disciplina prusiana, los más jóvenes a la barra, runners que estos días cubren la maratón y media en idas y venidas del mostrador de granito a los botelleros, y viceversa. A los que hemos visto caer mas hojas del calendario no queda la cosa económica, la venta de tickets y las relaciones públicas, sin menoscabo de que en montaje y desmontaje formemos parte, en pie de igualdad, de la brigada, task force, destacada al efecto.
Ellas gobiernan la cocina con mano de hierro, ordenando las comandas con disciplina prusiana, los más jóvenes a la barra, runners que estos días cubren la maratón y media en idas y venidas del mostrador de granito a los botelleros, y viceversa. A los que hemos visto caer mas hojas del calendario no queda la cosa económica, la venta de tickets y las relaciones públicas, sin menoscabo de que en montaje y desmontaje formemos parte, en pie de igualdad, de la brigada, task force, destacada al efecto.
Estos años atrás era no terminar de descansar de esta Feria y verme imbuido, abducido por la otra, la puramente lúdica Feria de Sevilla, al otro lado de la barra, de la caja registradora. De cinco días de consumidor de guita, de montaitos de lomo, de gambitas de padrón, baile o cante por sevillanas y buena conversación. Y aguantar también el "postureo", por que no. Feria de día alargada a lo que se tercie, o de noche hasta el amanecer, huyendo de los ratos de Paquito el Cocolatero a los buñuelos del paisano Salvador.
Pero este año no, ya lleva algunos años decayendo la cosa, haciendo más cortos los días de Feria, lo que ayer era "ambiente" empezaba a ser "turbamulta", los "compromisos" tornándose en incomodidades frívolas cargadas de hipocresía social, hoguera de vanidades abrileñas de presunción vacua, hasta que las circunstancias de las personas que me rodean, sus prioridades, sus dificultades, me han dejado sin Feria, y lo acepto con la naturalidad de vivir un momento, que sea o no reversible, no se llevará de mi memoria otros momentos de Feria para enmarcarlos.
La Feria hay que disfrutarla con tu "gente" y las cosas han venido de tal manera a mis próximos, para que ni piensen este año en la Feria. Los que están la verán como yo, por televisión, mientras atienden a sus achaques, sus hijos recién nacidos o demasiado pequeños, sus guardias y vigilias al frente de los acontecimientos de las entidades y/o empresas donde se ganan el pan, o en una ambulancia, atendiendo a lo que salga en la Feria, o donde toque, que también los hay.
En fin que me teletransporto en ectoplasma y sobrevuelo la multitud que presencia el "alumbrao" la noche del "pescaito", y hasta mis oídos llega el fru fru del aceite en el perol, la pituitaria se excita por el olor de la pijota, el choco con su suave tarbina, humeantes, y la papila gustativa siente los taninos, la histaminasa de la manzanilla.
Y recorro desde la "portá" a la calle Antonio Biernvenida, giro hasta Pascual Marquez y me acerco a la caseta, en bote en bote, ¡ cuanto corre la gente!.Allí las abuelas guardan las sillas y hay que retar en duelo a muerte al "pater familia" si quieres que te den alguna.
Por arte de birlibirloque terminamos encontrando mesa y sillas donde dejar descansar los bolsos de las mujeres, que traen bolso, los insondables bolsos llenos de cachivaches misteriosos, los bolsos en los que necesitas un espeleólogo para encontrar el móvil. ¡Mira que venir a la Feria con bolso y móvil.!
En la mesa, siempre alguien de guardia mientras nos vamos al tablao a bailar sevillanas.
O a intentar bailarlas, porque el espacio se abarrota de incontables parejas y los pasos se recortan, y has de pegar los brazos al cuerpo en los giros si no quieres darle a alguien de bofetadas.
Un descanso y a pedir al mostrador, haciendo slalom para llegar a la mesa con las tapas y las botellas de medio, con la jarra del rebujito, que dura menos que un pastel en la puerta de un colegio.
Una salidita a otra caseta a cumplimentar, copita y paso atrás para no hacerse pesao, o te enganchas en el ambiente, te arrancas a cantar y bailar y han de echarte con agua caliente. Y es que la guita da pronto el puntito en el que todos nos queremos una jartá.
Y otra vueltecita por el ambiente hasta retornar a la caseta, ahora no cabe un alfiler, y das otra vuelta como si buscaras aparcamiento, a ver si se desahoga la cosa. Y se desahoga a las tantas, entonces puedes sentarte en la terraza, otras cuantas de medio y llega la hora de recoger, va a empezar a clarear el día cuando llegas a la caseta de Salvador, a por los buñuelos. La mujer y las hijas de Salvador con los delantales impolutos, la varita en el perol moviendo la masa. Llegan los buñuelos, el chocolate y el aguardiente. Lo tomas cuando el sol empieza a abrir los ojos, y a ti se te empiezan a cerrar sin querer, aguantando las oleadas dulces de la somnolencia.
Adios, adios, ¿a que hora nos vemos mañana?¿ Comemos en la caseta?. Y quedamos para aprovechar la Feria de día, cuando caminamos por el real de la Feria, casi vacío, con las casetas con las cortinas echadas.
Dormimos profundamente, nos levantamos más tarde de la una, carreras por aquí y por allá, que hemos quedado y vamos a llegar tarde. Y la ducha que te relajas y te duermes a medio vestir, te recompones y vuelves a la Feria.
Comes, bebes, bailas, bromeas, ríes y conversas, saludas por aquí y por allá, escancias manzanilla y dejas que te la escancien. Y sales a dar unas vueltas, a otras casetas, a ver el paseo a caballo.
Las calles gozosamente embotelladas de los caballos, de los carros de doma, cuando cae la tarde, y llega un momento que el cuerpo te pide el arrullo del sofá, del aburrido sillón de tu casa, y vas en busca de la lanzadera a los aparcamientos,o ahora del metro que irá atestado, mirando hacia arriba, a los farolillos, para no ver a quien te vea y corras el riesgo de atascarte de nuevo, que aun queda Feria y algo hay que dosificarse.
Pues todo eso este año será para mi avatar, porque lo que es a mí me queda recordarlo, imaginarlo mientras siembro los melones, doy tratamiento con quasia a los árboles de la huerta.
Pero como todo no van a ser duquelas negras, pido ayuda a unos vecinos para meter a mano en el garaje de mi casa el charret, la limonera de tres plazas que me he "procurao", a darle unos retoques, ponerlo a punto, para después de muchos años de caminos al Rocío en vehículos a motor, volver este año al carro y las mulas, donde quiero darle la alternativa en el manejo del "ganao"a mi hija pequeña, para que no pierda el gusto y la tradición de volver cada primavera, ahora que parece levantará el vuelo.
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