Tragedia de la DANA - El caos poliédrico.
Puede que nada espere o deba ser cambiado
que el caos sea la lógica del Cosmos.
Pensaba que con las cuatro últimas entradas al blog habría agotado las temáticas que me habían sacado del confort de las preocupaciones estéticas, pero ¡que va!, aún quedaba lo peor, lo que de ninguna manera quería que protagonizara ninguna de mis botellas a la blogosfera. La tragedia que se ha cebado con el pueblo de Valencia, el caos poliédrico que ha generado.
Hace unos años hice una de mis escasas incursiones en el abstracto y pinté ese óleo que representa las fuerzas de la naturaleza desatada y los esfuerzos, no pocas veces inútiles, del hombre por controlarla.
Al pincel lleva uno lo que el consciente o el subconsciente encauza hacia la mano que lo empuña. En este caso se trataba de dar salida a las imágenes confusas que rondaban en mi mente por dos acontecimientos vividos directamente, las inundaciones del Alt Urgell, de Lérida, en 1982 y el incendio de Els Angels en Gerona en 1983, y por otra tragedia humana en 1978 , que si bien no presencié sus efectos me llegó muy de cerca, la explosión junto al campig de Los Alfaques en San Carlos de la Rápita en Tarragona.
Todas esas tragedias fueron sobrevenidas, pero en todas se dieron errores humanos, falta de actuación preventiva, descoordinaciones y dificultad para encontrar e identificar a desaparecidos. Las tragedias de esta naturaleza, tan imprevistas, nos encogen el alma, nos quitan el apetito, nos sublevan , nos hacen ver nuestra vulnerabilidad y nos quejamos, maldecimos, ante Dios y los hombres, porque ni entendemos, ni aceptamos esa vulnerabilidad ante la Naturaleza, o la concatenación de errores y circunstancias desafortunadas que dan lugar a un accidente como el de los Alfaques.
Sin embargo, aceptamos con naturalidad y seguimos con nuestro almuerzo, nuestra cena, nuestra sobremesa, con más o menos disgusto, cuando contemplamos los muertos inocentes, casi todos son inocentes, que genera la violencia planificada, hoy en Palestina, en Ucrania, ayer en los Balcanes, en cualquier otro lugar y tiempo donde el hombre se convierta en lobo para el hombre.
La riada del 82 en Lleida, el incendio de Els Angesl en el 83, produjeron un par de decenas de víctimas cada uno, pero en ambos se dieron los despropósitos propios de la condición humana y sus imperfecciones. Cuando se produjo la riada aún no había tomado posesión el primer Gobierno de Felipe González, pero a los que estábamos en el tajo nos contaron que Alfonso Guerra estuvo en un helicóptero por allí. Las imágenes de Valencia, de sus pueblos, me retrotrajeron a aquellos días, a la desesperación de los vecinos de los pueblos del Alt Urgell, a sus demandas de ayuda, a sus quejas por la tardanza en acudir a restaurar infraestructuras, darles auxilio. Y a las víctimas, como estatuas de barro sin terminar, los escenarios irreales y dantescos que te hacían vivir como si aquello fuese una película, ese era el truco del consciente para aliviar el sufrimiento.
En el incendio de Els Angels, no vi a las víctimas, habían sido retiradas, me ahorré ese sufrimiento, sí me tocó ver el horror de la tierra devastada por el fuego, notar el calor que había acumulado, los fuegos subterráneos que hacían explotar las piñas como bombas de mano.
No había entonces UME que saliera al paso, ni se reclamaba la inmediata intervención del Ejército, no tenía el Ejército la imagen de hoy, la que ha generado, para bien, la UME. Las quejas estaban justificadas porque el deseo de supervivencia, el miedo , el shock de la tragedia , hacían crecer la sensación de abandono , de vulnerabilidad, todo el mundo quería tener respuesta inmediata, nadie entendía de prioridades estratégicas.
Cómo ahora, a tanto servidor público entregado, haciendo un sobreesfuerzo que les pasará cuentas antes o después, cuando llegábamos a un lugar y restaurábamos las comunicaciones, no es que faltarán los agradecimientos innecesarios, es que sobraban las críticas inmerecidas.
En cuanto al incendio de Els Angels, me contaron que fue mucho más grave porque la autoridades españolas se negaron a la participación de los medios franceses porque no había convenio de colaboración, y se dieron descoordinaciones entre autoridades porque estaban en plena fase de transferencia de competencias.
Lo de los Alfaques fue tremendo, 215 victimas, porque un camión cisterna se llenó en exceso de propileno, y fue a estallar justo cuando pasaba junto a un camping que había entre la carretera y el mar. Hasta dos mil grados llevaba la bola de fuego que hacía estallar las bombonas de butano de los campistas, agravando el desastre. Hubo víctimas de muchísimas nacionalidades, de todas las edades. Las víctimas podrían haber sido muchas más si la explosión se hubiese producido en horas en que estaba abierta la discoteca anexa. Hacía muy poco había estado trabajando en San Carlos y acudido más de una vez a esa discoteca. Sabía de la familia que se ocupaba del mantenimiento de las instalaciones y que pereció en la tragedia.
Las inundaciones del 82 dieron lugar a obras de infraestructura para evitar la repetición de la catástrofe y la Naturaleza ha restaurado Els Angels después de muchos años de silvicultura. Sin embargo todavía veo a campigs cercanos a las grandes vías de comunicación, ayer carreteras generales, hoy autopistas, quizás porque el grado de probabilidad de un accidente como el de los Alfaques sea muy escaso y se ha regulado con mucha exigencia el trasporte de combustibles por carretera , en tanto que las otras tragedias son más probables y sus efectos evitables.
Por qué de las referencias a las tragedias pasadas en los párrafos anteriores, porque en ninguna de ellas recuerdo que sucediera lo que ha sucedido en ésta que aún padecemos, los acontecimientos propiciados por la actitud de los afectados, los posicionamientos políticos y de los medios, la manipulación desvergonzada de la información, el inexplicable intento de deslegitimar al Estado y a sus servidores públicos.
Los todólogos, expertos universales, se convierten en voceros de la agitación y van a buscar a los lugares donde aún no ha llegado la presencia del Estado, por dificultad o por prioridad estratégica, para, en las cómodas tertulias, aventurar soluciones mágicas, respuestas fulminantes de unos recursos dimensionados conforme se conocía la magnitud, el alcance del desastre, desplegados con criterios profesionales de expertos reales que han hecho frente a otras situaciones aunque no hayan tenido la magnitud de ésta.
Estos todólogos no reconocen lo poliédrico que es el caos y se hacen parte de él, acrecentándolo, haciendo que quienes temen, con razón, que sus actuaciones vayan a ser cuestionadas, se dediquen a hiperventilar, hacer aspavientos, dispersar energías que debieran canalizarse al objetivo principal : Hacer frente al impacto del desastre con la mayor solvencia, para después investigar sus causas y proponer soluciones que impidan su repetición a futuro.
Pues no, unos andan preocupados por sus audiencias y se desplazan con outfit de ocasión, impecables de peluquería, otros aprovechan para que a ver si ahora sí que sí les funciona la metodología de caza al hombre, en la que están embarcados como mercenarios o por convencimiento ideológico. Pero puede que se les vaya de las manos, el tigre no se deje cabalgar y el lema "el pueblo salva al pueblo" termine por cuajar, de ahí al cuestionamiento del régimen de democracia liberal actual y el empuje incontenible hacía una alternativa que no sabemos donde terminará . Muy optimista no soy al respecto, en mi anterior entrada creía que había noticias que me indicaban que ya estaban aquí, ahora lo veo aun más claro.
Ayer vi cómo algunos ya se daban cuenta del riesgo de andar creando héroes y villanos aprovechando la desgracia y están recogiendo cable, seguro que en los próximos días sus agitadores aparecen más calmados. Pueden que haya quien se frote las manos porque el "pueblo indignado" haya salido a apalear al Presidente del Gobierno, a machacar el coche oficial, que eso les vaya bien para seguir deshumanizándolo hasta que un día, un "indignado" decida que es hora de emplear algo más contundente que un palo y tengamos mártires, seguro que esperaban que ese día hubiera mártires que añadir al doloroso número de victimas.
Quizás resulte de interés para los "estrategas" que el Jefe del Estado tuviera que emplearse a fondo para que la cosa no fuera a mayores, porque tiene cierta bula y el enconamiento contra él era más templado, pero abierto el melón, en otros lugares y otras ocasiones puede no ser así, no haya nadie dispuesto a parlamentar y emocionarse después.
Las imágenes del desastre me tienen desolado, el sufrimiento de las familias acongojado, el oportunismo y la frivolidad, sublevado.
He visto y oído en estos días, no frente a frente como en el pasado, en la comodidad de mi sillón orejero, cosas que me arañan el alma, como entonces , y otras que me revuelven el estómago, como nunca. Y algunas exposiciones rigurosas y sensatas.
Algunos apuntes. Un tertuliano, al parecer doctor en Economía y Director de un periódico sugería que el Ejercito debiera haberse desplegado como en el desembarco de Normandía, que seguro fue improvisado y sin estrategia ni tiempo de preparación detrás. Pero otros muchos no le han ido a la zaga en el disparate. Andan personajes de la farándula, de los medios, de las letras, a los que no les salpica el barro ni por casualidad, apuntándose a la moda de enjuiciar el desastre con los mismos ojos que los que lo padecen, la misma impaciencia vital del que vive la vulnerabilidad, y utilizan las mismas expresiones exacerbadas sin matices.
He tenido que presenciar la agónica, dramática, llamada de auxilio de una abuela cegada por el dolor, de la más que probable pérdida de dos nietos pequeños desaparecidos, lanzando responsabilidades contra quienes ella considera causa de su incomprensible situación, mientras el recuadro de la directora del programa en cuestión, de una tertuliana de fuste, lo orlaba un anuncio publicitario de jamón, para aprovechar el tirón publicitario del prime time. Es posible más cinismo.
He oído a sufridores de la tragedia que eran entrevistados, previamente espoleados, para que elevaran su desasosiego en la dirección preestablecida, que la presencia de Policía Local y Nacional, Guardia Civil, funcionarios municipales, no era presencia del Estado si no veían los uniformes de camuflaje del Ejército.
Después he tenido la ocasión de oír los razonamientos de Oscar Puente, vilipendiado, señalado como enemigo a batir, planteando las cosas de su competencia con rigor y solvencia, al Teniente General de la UME, explicando los procedimientos, las capacidades, el despliegue del Ejercito y sus motivaciones estratégicas en aras a la eficacia de sus actuaciones y me he dicho, puede que no todo esté ya perdido.
En fin, el caos poliédrico del abstracto que manché en su día con trazos ligeros en el lienzo, adquiere para mí el mismo significado que cuando los pinté, y adjudico ahora titularidad a algunos de los prismas que incidían sobre ese caos y que el subconsciente no me había identificado.
Comentarios
Publicar un comentario