Avaricia
La avaricia es quizás la compulsión que más fácilmente se puede relacionar con el egoísmo y, por eso mismo, también pone de manifiesto la sensación de vacío que siempre es el motor del egoísmo mismo.
Pablo Berraud , en su blog "Compartiendo psicología" hace ,en 2018 ,una definición de este "pecado capital" génesis de las noticias que en estos días son carne de tertulia.
A cada intento de dedicar este blogs a cosas de la estética, vienen cuestiones éticas a torcer esa voluntad, pero hay casos donde el silencio es inadmisible, siquiera por estética.
Los efectos de la avaricia en la corrupción política son tan viejos como la humanidad y se producen en cualquier escala de la gestión pública. Es poco probable que desaparezcan por muchas normas y disposiciones que se redacten, lo efectivo solo es, a mi juicio, la forma radical de enfrentarse a ella, la creación de valores colectivos que la hagan íntimamente rechazable, que cada vez que aparezca la oportunidad se active un interruptor en la conciencia que sepa decir NO.
Seguro que se da en cualquier esfera de la vida, pero en la gestión pública se hace más insoportable, por lo que supone de fraude a la confianza colectiva.
Por lo limitado del nivel de las responsabilidades políticas que alguna vez desempeñé, pocas oportunidades tuve de ver o caer en la tentación, pero algunos rasgos de lo que parece un mal endémico en la clase política de nuestro país pude apreciar.
Las tentaciones de los que acceden a un cargo público ligeros de bagaje intelectual y compromiso personal, pueden estar al orden del día en el ejercicio del poder, si median el halago de la vanidad, el sentido de impunidad y la escasa percepción del límites entre el bien y el mal.
En todas partes se cocerán habas pero parece que nuestra cultura, nuestra forma de entender el pecado y su redención facilita que aquí sea siempre a calderadas.
A todos, bueno no a todos que quienes lo práctican no tiene noción del mal, nos repugnan esas actitudes, pero a quién hace de la ética estética debe resultarles intragable.
Quienes hoy se rasgan las vestiduras clamando responsabilidad, se dedicaron y aún tienen casos por resolver, a saquear cualquier Administración que gestionaban.
Eso no exime de responsabilidad por acción u omisión a quiénes intervienen en este caso. El " in vigilando" amen de una doctrina con valor jurídico, es una obligación política ineludible.
Anda la patronal intentando escurrirse de su responsabilidad, pero es curioso como en este y otros casos los beneficiados, los corruptores, son siempre los mismos, como si con ellos no fuese el cohecho. Igual es que el sistema esta montado para que sea así.
Cierto es que al margen de este y otros rifirrafes la economía avanza, la redistribución de la riqueza generada es un hecho y se está reequilibrando la balanza a favor de la clase social que más lo necesita. Puede que facilitar un cambio político sea un freno y marcha atrás a este tiempo , este proceso , pero después de llover siempre escampa y entoces el horizonte debe estar despejado para que volvamos a caminar por las alamedas de los hombres libres.
Asumase por tanto la responsabilidad con el valor y la perspicacia que el caso lo requiere y que sea el pueblo español o sus representantes ,quienes decidan cómo salir de este laberinto.
En democracia el ejercicio del poder es una delegación, y quienes lo ejercen deben devolver al pueblo el ejercicio de su soberanía, no tanto en los plazos constitucionales , sino cuando las variaciones del contrato social lo hacen irreconocible.
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