Pascuas, Navidad, Fiestas

Hace unos años publiqué en este blog el post "Tin, tin, Catalina", que por alguna razón es el más visitado de todas las entradas escritas hasta ahora. Quizás porque hace referencia al estribillo de un villancico archiconocido, que nos trae el tierno recuerdo de nuestra infancia. En esa línea de dulce nostalgia que nos invade estos días, unas horas antes de que se esfume la ilusión de hacerme rico de forma súbita con el premio Gordo de la Lotería, o que la improbable Fortuna me señale con el dedo y cambie toda mi actual escala de valores, lo que pretendo hacer con este post es un repaso a vuelapluma de como el uso de distintas palabras, para definir un mismo acontecimiento, pueden explicar el fugaz instante de una vida en la línea del tiempo. Anda mi infancia y juventud enredadada en las Pascuas de escasez, cajón de tortas bizcochadas, el intenso rumor de las "buñolás" por las calles en las noches y madrugadas más señaladas, la música de campanilleros y las felicitaciones de los gremios.
Me transporta la palabra Navidad al tiempo vivido y soñado en otra tierra, añorando las Pascuas de otros años en la mía, a la ilusión de compartir la inocencia de la infancia de mis hijos, deslumbrados por el frur fru y el alumbrado de las calles de la Gran Ciudad.
Ahora el otoño, el invierno, me traen las Fiestas del presente, ejerciendo de abuelo custodio de la inocencia de los nietos, intentando sembrar en ellos la semilla de nuestra cultura y tradiciones, para que entre la uniformidad de los fastuosos alumbrados y la esencia de la "zambomba", germine en ellos el deseo de paz con los demás y uno mismo que transportan cualquiera de las palabras empleadas en el transcurrir de este tiempo vivido, para proponer instantes de felicidad. Así que Felices Pascuas, Navidades o Fiestas, fuese cual fuese el estado cronológico o vital, en que cada cual se encuentre.

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