Itinerario de búsqueda
Desde los ocho años a los cincuenta y tres tuve que preocuparme cada día por asegurar el sustento de los míos, esa urgencia dejaba en el lado de los sueños aficiones e intereses personales. El estudio no fue más que un instrumento que proporcionaba seguridad en lo que era básico, nunca fue disfrute del intelecto.
Opté por las ciencias con ese fin, aunque mi vocación estuviese en las artes y las letras. Formación profesional y académíca fueron en paralelo y se nutrieron una de otra. Compatibilizarlas me obligaba a veces a esfuerzos agotadores, que en algún momento me acarrearon severos daños en la salud.
Terminaba agónicamente una de esas fases cuando mi corazón decidió parar por mí, pero lo hizo delicadamente, como queriendo medir el daño, y en lugar de recurrir al vulgar infarto que sumase estadísticas que explicaran un modo de vida trepidante, fue creativo y acudió al síncope por acumulación de líquido elemento en el pericardio. Hube de holgar forzádamente cerca de un mes, saturándome de alimentos protéicos y descanso en cama.
Esto me hizo volver en sí e inaugurar paréntesis donde ocasionalmente emergiese el otro yo, el alma de nardo que dejasen en mis genes los tiempos en verso de Al-Mutamid. Pero tras este destello más intenso, sus manifestaciones volvieron a ser muy fugaces, algunas madrugadas embadurnado en óleos cálidos, cuando la presión del día a día salía por esta válvula de escape.
Como muchos de mi generación creí posible construir el paraíso en la Tierra luchando contra la Dictadura que afortunadamente ya hemos olvidado, o casi, y de esa lucha hicimos una mística que satisfacía nuestra necesidades de sublimación, una nueva religión que sustituía a la que habíamos abandonado decepcionados.
Como toda religión, ésta alimentaba primero certidumbres para terminar generando desencanto.
Pero los cambios sociales que provocamos me zarandearon para acá y para allá, situándome a uno y otro lado de la difusa frontera en la lucha de clases. Terminé por ser un instrumento, mal menor, de aquellos contra quienes luchábamos con tanto entusiasmo, en la creencia ilusa de que el Sistema podría cambiarse desde dentro, cuando la lógica de sus fuerzas es que sean fagocitados los antagonistas más débiles, casi todos.
Otra lucha interior fue intentar evitar convertirme por desidia o comodidad a su credo, aun dudo de si lo conseguí. Buscando asideros a los que agarrarme desesperadamente, encontré el flamenco, la guitarra, intentando suplir con entusiasmo las contradicciones en el compás que provocaba la lucha entre mis dos almas. En ello estoy aún, andando y desandando lo andado, buscando denodadamente el pellizco de la bulería.
Hasta que un día, ese mismo Sistema contra el que luché y sostuve, decidió que era el momento de excluirme de su engranaje y me regaló generosamente un tiempo propio como premio a mis desvelos y renuncias de tantos años.
Ya no había excusas, mi esencia reclamaba su espacio, pero estaba entumecida por la falta de entrenamiento y exploraba diletante una y otra salida. Un par de años restituyendo a los míos parte del tiempo que les había robado, lo doméstico, la cocina, creo encontrar el camino. Pero no, el gusanillo bullía inconformista e insatisfecho. Buscando lo cómodo tiré de acuarela, todos los pájaros de mi niñez en Doñana vinieron con mayor o menor fortuna a mi retina, de allí al trazo pusilánime del pincel de marta. Recité en papel carson aquella copla de "os voy a contar los pájaros que yo he visto volar".
Y contándolo junte letras que me sonaron a música, jugué con la armonía de los colores ¡hete aquí por fin el compás perdido entre mis dos almas!. Se abrieron las puertas del aprendizaje incesante, la búsqueda, sí el placer de la búsqueda, una nueva religión, la estética, de la que me declaro de antemano agnóstico.
He llegado a este blog de una forma no premeditada, casual, explorando las redes que me fascinan, inquietan y de alguna forma rechazo y veo como un nuevo medio de alienación. De nuevo la contradicción, la que a la misma vez desea ser leído y que todo esto permanezca en terreno íntimo del desahogo.
En cualquier caso, ya me seguiré, os seguiré contando.
Vaya este milano real como resumen ilustrado de lo que cuento. Libre para cruzar los cielos, en tanto su vuelo se mantenga en el espacio protegido. Fuera de él puede ser víctima de la violencia ciega del cazador sin alma.
Vaya este milano real como resumen ilustrado de lo que cuento. Libre para cruzar los cielos, en tanto su vuelo se mantenga en el espacio protegido. Fuera de él puede ser víctima de la violencia ciega del cazador sin alma.
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