Dias de Mayo
En esta nueva etapa tuve tiempo para revivir los días de Mayo de mi infancia, el paréntesis festivo e íntimo que cada año marca en el pueblo el son del tamboril. Volví a contemplar las tardes de la rifa del pañuelo, aunque ya no bailen sevillanas las muchachas a su paso. Fueron muchos años de ausencias, y las niñas que aprendían a ser mujeres bajo el gobierno de sus madres , disfrutando despreocupadas de esas licencias festivas en los atardeceres de Mayo, ahora llenan las aulas de institutos y universidades ocupando, lentamente, el espacio al que tienen derecho en nuestro apresurado mundo. Pero la falta del colorido del baile de las niñas no le resta emoción a la ruta del pañuelo, animada por la gaita y el tamboril desgranando sevillanas. Recuperar esa vivencia me sonaba a sinfonía de gloria. El trasiego colorista de aquellas treinta y siete hermandades, ha dado paso en estos años a la turbamulta de las más de cien, y las contadas de los pueblos del Aljarafe, el Salvador y Tria