Tin Tin Catalina, Tin Tin Concepción
La Navidad, la mezcla de la puesta en valor de los recuerdos idealizados de nuestra niñez y el marketing agresivo envuelto en seda roja que nos presiona por doquier, nos motiva a repetir cada año y en las mismas fechas ritos y ceremonias de paz con nosotros mismos y los demás. Hay quien le parece poco e hipócrita que nos llenemos de buenas intenciones con el prójimo, de ternura, solo cuando se avecina la conmemoración del nacimiento del Hijo de Dios de los cristianos. Yo digo que menos mal que hay Navidad, que si no tendríamos que inventarnos una tregua para descansar de tanto despropósito. Cierto que hay ceremonias que terminan siendo una rutina carente de sustancia, pero tienen en si misma la energía potencial de desencadenar los afectos, el amor entre los seres humanos, después dependerá de cada cual y sus demonios que esto suceda. Para mi la Navidad, las Pascuas, como las hemos venido denominando por aquí hasta la reciente homogeneización empobrecedora impulsada por los