Cuerpo y alma, luz y penumbra.
He andado estos días empleando algunas tardes en aprender a desviar los enlaces sinápticos de mis neuronas desde las zonas de sombras que nos trae el pasado o se avistan en el futuro, hacía la luz del presente vivo y real. Algo tan sencillo como el manejo consciente de la respiración, es capaz de situarte en un presente armonioso y equilibrado y habilitar las armas con que defenderte de los pensamientos tóxicos del pasado y las incertidumbres amenazadoras del futuro. Cierto es que me coge todo esto en un estadio vital alejado de las turbulencias diarias de otro tiempo, pero el resabio de los modos de vivir entre la ansiedad y la angustia de nuestro modelo económico y social actual, permanece en la praxis diaria. Cuesta desaprender, desprenderse de esos tics nocivos con que respondemos a los retos de la supervivencia, aplicando respuestas inadecuadas que vienen de la época en que eramos cazadores/recolectores y que no se han modificado en lo sustancial. Tuve