La energía de los números, el valor del 6.


Quienes por lo general manejamos un concepto cartesiano de la realidad, para equilibrar debemos desprendernos de cuando en cuando del exceso de racionalidad y dejarnos llevar por las fuerzas que se sitúan en dimensiones distintas a la razón. Primero porque las verdades "científicas" están permanentemente cuestionadas por nuevas verdades, igual de "científicas", que vienen a sustituirlas o matizarlas y después porque cada uno de nosotros percibimos energías difícilmente explicables por las actuales disciplinas científicas, y de algún lado han de provenir.

En la Sefarad judía, España, nació la Cábala como una sabiduría que pretende explicar eso inexplicable analizando dos fuerzas : El deseo de recibir y el deseo de otorgar. En la Cábala los números tienen una importancia vital metafísica que nada tiene que ver con su utilización como guarismos que permiten mesurar cantidades, tan en uso en el capitalismo financiero que condiciona nuestras vidas en este siglo que transitamos.

Cada vez que le gano al tiempo un hito en el calendario reflexiono sobre esa importancia metafísica de los números, y en esta ocasión le ha tocado, dos  veces, al 6 (seis).

El 6 (seis) Tifereth, a quien se le asigna calma, satisfacción, realización, ó bien densidad y tierra.

Así que cuando la vida te ofrece alcanzar el mayor número de 6 (seis) que pueden obtenerse en una razonable existencia humana, bueno es pararse un instante para ver si ese número ha tenido una especial incidencia en el transcurrir de los días y los hechos que los han acompañado, o por el contrario hay que seguir buscando herramientas que expliquen lo inexplicable, o simplemente no preocuparse de enigmas que no está a nuestro alcance desentrañar.

En el primer seis de mi calendario vital, en el 57, aun andaba perplejo, enfadado con la tierra que se había cobrado el tributo de la vida de mi padre. En la madurez prematura de la orfandad que me hacia obtener buenos resultados en la escuela y sufrir el acoso de la crueldad infantil que olfatea con instinto la debilidad y aísla a todo aquel que se comporta al margen de los parámetros gregarios establecidos.




A pesar de la escasez del pan con manteca, no tengo mal recuerdo de ese hito, pero el hecho más relevante está lejos del bucolismo de infancia feliz al uso y lo identifico con la fecha en que aprendí a dividir a poco de haber empezado el nuevo curso. Los números.

El segundo 6 (seis) llego en el 67 con la turbación de la juventud, la autoestima en la montaña rusa de no estar seguro de ser amado por quien amaba y sin embargo saberme deseado por quien deseaba. El amor, que a esa edad y en otras edades condiciona y gobierna  todas las esferas de la vida. Comprobar las diferencias entre el amor platónico y el carnal, entre lo que es y lo que creías debiera ser, no despejaba, más bien al contrario, el universo inmenso de lo que desconocía y la ausencia dolorosa de lo que carecía . Fue época de seis (6) meses, del 4 al 9, dos veces 6 (seis) horas de trabajo, por la mitad de 6 (seis) billetes de 100 pesetas al día, tras pedalear 6 (seis) kilómetros ida y 6 (seis) kilómetros de vuelta por las sendas de arenas entre pinos hasta la marisma.
El cuerpo a ras de tierra, la mente volando alto, una contradicción que ahogaba como un  nudo gordiano que apretaba  los sueños y que corté con el tajo de 4 veces 6 (seis) meses de compromiso con la milicia.



Al siguiente 6 (seis) en el 77,  hace seis años que vivo en Catalunya, mi hijo mayor alcanza la mitad de sus primeros 6 años de vida, estreno la primera casa de mi propiedad tras pagar 600 mil pesetas de entrada, me empiezo a aprender "Els Segadors" para recibir a Tarradellas en la Plaza de Sant Jaume, y como tantos otros voto en el Sindicato a favor de tragarnos el sapo de los Pactos de la Moncloa por el bien del país.





Nuevo 6 (seis) en el 87, hace justamente la mitad de seis años que volví a Andalucía, a Sevilla, y de nuevo he de coger la maleta, en el inicio de un camino hacía posiciones profesionales que nunca soñé alcanzar cuando levante el vuelo. En seis años me he visto impulsado a subir cuatro escalones, con importantes retos personales en cada uno de ellos y la mayor satisfacción ha estado en el viaje de superarlos. Sin querer queriendo me dejo enredar por la política municipal, pegado al terreno.







En el 6 (seis) del 97 empiezo a peinar canas y a tener dificultad para ver de cerca, todas las mañanas me levanto mirando al Atlántico y cruzo la ría en medio de una gran paz de espíritu cuando el sol se despereza, pero esto se acaba  hay cambios de calado, de nuevo habrá que empaquetar y cargar bártulos. A quien más le dolerá es a mi hija que justo cumple 6 años, y me hubiese gustado no tener que someterla al ir y venir de sus hermanos por nuestra geografía.




Llego al 6 (seis) de 2007 y tras 36 años he vuelto a vivir en el pueblo donde nací. Hace la mitad de 6 años que se acabó la carrera profesional y el vértigo de la gestión. Retorno a las cosas del campo sin esperar jornal ni compensación alguna más que la libertad de disfrutar los atardeceres sin más presión que la propia y en un alarde de inconsciencia, o quizás para no parar máquinas de golpe, renuncio al descanso del guerrero y vuelvo a la política municipal tras 16 años de ausencia y en poco tiempo empiezo a decir como Ortega y Gasset que "no era eso", todo ha cambiado y no estoy seguro que sea a mejor.






Y por fin llega hoy, que celebro libre de muchas ataduras el dos veces 6, con mi gente y en mi refugio, bajo la sombras de los fresnos, el granado y el azofaifo. Empiezan a doler los huesos al levantarme cada mañana, a veces el aire no entra en los pulmones como quisiera, pero aun no he perdido la curiosidad ni me he vuelto indiferente a lo que sucede a mi alrededor. Me duele lo que pasa en una de mis patrias del alma, somos lo que vivimos en cada lugar, pero sigo teniendo esperanzas y brindo a la salud de todos y cada uno de vosotros, para que los números os sean propicios.


Leo con  parsimonia ecléctica el itinerario que he trazado en esta entrada y no descarto que tenga la Cábala fundamento científico sobre la importancia de los números en el transcurrir de nuestras vidas.Todo indica que el seis ha tenido algo que ver con los acontecimientos que se han ido sucediendo en momentos concretos de mi relato vital, o quizá es que si uno se empeña a base de imaginación se puede construir esa trabazón, pero al fin y al cabo me apunto a celebrar cuanto seises me de oportunidad la tierra de hacerlo en el futuro.





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